martes, 23 de marzo de 2010

Lo viví desde el principio

Durante el proceso de preparación para la obra, sucedieron muchas cosas... Ensayos, promociones, llamadas, etc. Aunque todo parecía no ser congruente, en el plan perfecto de Dios TODO hacía sentido. Yo tuve la gran oportunidad de recibir el apoyo y la sed de la gente por ser parte de este proyecto. Cada llamada era una confirmación de que SOLO Dios era capaz de conmever los corazones de las personas que me llamaban. Realmente el entuciasmo de las personas me animaban a contestar las próximas llamadas, repetí y repetí de lo que trataba la obra, donde se presentaría, la hora... pero estaba convencida de que no estaba perdiendo mi tiempo y que el Sancocho 11 no comenzó el 20 de marzo, sino que desde el momento que Dios lo puso en nuestra mente ya había comenzado. La gente sin ver la obra, quizás sin tener ni la mínima idea de cómo sería ya estaban agradecidos, ya se sentian parte... Gente eso solo lo hace Dios!
El 20 y 21 de marzo a Dios le plació que pudieramos llevar a cabo su sueño, les felicito por su disposición, su entrega, sus fuerzas, su VALOR, su dedicación y su esmero... No me queda duda de que las personas salieron llenas de VALOR y satisfacción. El agradecimiento en sus rostros lo decía todo. Ciertamente a veces limitamos lo que Dios puede y quiere hacer, lo imaginamos de ciertas formas y Dios en su amor rompe con con esas espectativas y nos sorprende. Pienso que de esto también se trata el sacrificio de Jesús, más allá de llevar el evangelio con la Biblia en la mano... que no esta mal y es necesario, debemos demostrar el amor y el cuidado de Dios a través de las sonrisas, del cuidado, de las buenas atenciones, de los abrazos y de todas las cosas que demuestren y revelen el verdadero carácter de Jesús.
Estoy agradecida con Dios, no tengo palabras que describan todo lo que vi desde aquel escritorio. Sería imposible ponerle palabras a la mezcla de emociones que surgian en mí cuando una persona me decía: "no me importa esperar, yo quiero entrar a la obra".
La gloria sea para Dios, quien decidió hacernos parte de un sueño hermoso, quien nos convocó, quien fue nuetro proveedor y quien superó todas nuestras espectativas.
Un abrazo fuerte a todas las personas que pusieron su tiempo y esfuerzo para colaborar con el Sancocho.
Les quiere y les admira,
Isamar

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